La Navidad es una época de acordarse de los más necesitados y de pensar en los problemas más acuciantes que podemos solucionar mediante nuestra compra. El consumo se dispara, pero si es de manera razonable y justificada para el apoyo de grupos de personas marginadas o discapacitadas o para revertir en favor del medio ambiente, ¡bienvenido sea!
CÓMO REGALAR CON CONCIENCIA
Nuestra decisión de comprar determinados juguetes es primordial, por eso siempre es más conveniente decantarse por aquellos que hayan sido fabricados en condiciones dignas de trabajo y sin explotación infantil(otros no lo sabemos). Siempre es mejor escoger juguetes sostenibles que estén compuestos de materiales naturales biodegradables (madera, papel, cartón, algodón, etc.), así sabremos que nuestro hogar no tendrá dosis de productos tóxicos extra. La mayoría de las personas que están a nuestro alrededor no saben el daño que hacen regalando algunos muñecos, aunque lo hacen con todo el cariño del mundo. Muchos de ellos contienen componentes nocivos para la salud, que precisamente en edades tempranas son mucho más potentes sus daños. Sus nombres son poco conocidos: retardantes de llama, ftalatos, bisfenol A, formaldehído, incluso metales pesados, o pinturas peligrosas. Hay que buscar que ponga en el empaquetado Phthalate free y/o BPA free. Así, estaremos algo más seguros.
Otra manera de tener un mayor control, es comprar establecimientos que nos susciten confianza, además de mirar con lupa, literalmente, todas las indicaciones que puedan venir en el embalaje del producto que se piensa comprar.
Las mejores opciones y acciones que podemos realizar en esta época son, adquirir artículos infantiles solidarios con el sello de Comercio Justo o ecológico, u otras opciones también más que viables e incluso más sostenibles: ¿por qué todo tiene que ser nuevo? Una buena idea es regalar productos de otros niños que están como nuevos por no haber sido usados. Nuestro planeta lo agradece, evitando menos emisiones de CO2 a la atmósfera. ¡Aunque ya sabemos que hay gente un tanto quisquillosa con esta cuestión, y es posible no comulgue con esta idea, pero nunca está demás hacérselo entender!
La máxima debería ser: “no por más juguetes, el niño va a ser más feliz”. Los más pequeños de la casa necesitan opciones más saludables de ocio. Es mejor proporcionarles experiencias enriquecedoras, que no habituarles a un consumo desmedido. La Navidad es un momento para compartir y disfrutar de la presencia de aquellas personas que no podemos tener cerca siempre, ¡sigamos promoviendo el espíritu festivo sin consumismo!
Fuente http://www.concienciaeco.com/
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